He escrito en otras ocasiones que no creo en la lucha cultural como una entidad separada y autónoma en el mundo de las ideas y de la política. Creo firmemente en un frente cultural integrado en un movimiento político. Un frente mas de una lucha integral. Un frente que tiene sus características y sus principios, sus formas de acción y trabajo. Pero repito integrado en un movimiento político general y amplio.
El fenómeno Vox ya no es una victoria electoral en unas elecciones autonómicas. Es mucho mas. De un grupo político nacido de un núcleo descontento con las políticas del PP al inicio de la década hemos pasado progresivamente, y posiblemente veremos mas evolución, de una derechita rebelde a un movimiento amplio de protesta en temas muy variados y diversos aunados por una clara voluntad "anti políticamente correcto" y desinhibida respecto a las formas y modos, y sobre todo sin autocensuras de derechita cobarde o bandazos de veletas naranjas.
En este panorama cuales han de ser las tareas para poner en marcha el frente cultural en un fenómeno que rebasa ya el simple marco de un partido y las elecciones a las que concurre.
Es evidente que en la lucha cultural hay que seguir las normas propias de esa lucha. Repasando en la nube algunas de las cosas que he escrito me salen unas notas sobre "Mecánica del Poder Cultural" titulo altisonante que le puso a mi discreto texto el director, José Javier Esparza, de la Universidad de Verano de una asociación en verano del 1994. En esas notas que luego agrupe con otras intervenciones en un intento de folleto que se llamaba precisamente "Lucha Cultural o Frente Cultural" explicaba como, hace ya 25 años, eran las características de la lucha cultural en aquel momento. En esencia no han cambiado, lo que si han cambiado son las circunstancias.
Se abre pues un periodo, en que tras los eventos electorales de antes del verano, hay grandes tareas en el frente cultural. Habrá que irse mentalizando y prepararse para ellas.
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