sábado, 14 de diciembre de 2019

2019, mi año Vox

2019, mi año Vox.

Llame esta semana a la sede nacional. Tenía el numero en mi agenda escrito de una manera curiosa para que cualquiera que hurgase en mi móvil no supiera de quien era el número. De la época que llamaba directamente para solventar cuestiones relativas a la organización o comunicación de Vox en  la provincia de Huesca. Me atendió un voluntario, parecía un simpático jubilado que se alegraba de corazón por la razón de mi llamada, volver a mi cuota normal en Vox porque tengo un nuevo trabajo.

En el párrafo anterior se esconden muchas cosas que creo que debo explicar. Es difícil saber por donde puedo empezar. Y tendré que escribir bastantes entradas para ir haciéndolo. 

Llamaba a la sede nacional pocas veces, sobre todo por cuestiones de afiliación, aunque no era tarea propia de un vicesecretario de comunicación, pero en los inicios de Vox Huesca ocurrió esa curiosa circunstancia. Normalmente la comunicación interna en Vox se hace a través de mensajería.

Estoy afiliado a Vox desde enero del 2017, cuando Abascal acudió a una reunión organizada por el entonces grupo parlamentario europeo en que estaba Le Pen, Salvini y algunos mas. Entonces la cuota reducida era anual y creo que de menos de 10 euros al año. Luego pase a cuota mínima por ser parado. He sido secretario de comunicación de Vox Huesca desde la constitución de la primera gestora provincial hasta el "relevo" de principios de octubre de este año en la dirección provincial. Desde ese momento considero que recupero mi libertad personal y de palabra. La campaña electoral del 10 de noviembre retraso el dar el paso a la recuperación de mi palabra y mi libertad personal. Manteniendo la idea de que el fenómeno Vox sigue siendo un fenómeno con mucho futuro, mas allá de los vaivenes electorales y sus resultados.

Que un simpático voluntario me atendiese por teléfono para cambiar mi cuota refleja una de las cosas del funcionamiento interno actual de Vox. En las provincias ya no se tiene ningún control sobre los afiliados. Cualquier cosa pasa por Madrid. Incluso una simple convocatoria de una reunión local se hace a través de Madrid. Será uno de los temas que quiero hablar en próximas entradas. Esta entrada es solo un aperitivo donde insinúo las cosas de las que quisiera hablar en las próximas semanas.

El año 2019 es mi año Vox porque en enero decidí que dedicaría unos meses de mi vida a la aventura Vox.  Mis circunstancias me lo permitían. Y existía la coincidencia de que se sabia que iba a ser un año electoral. En una serie de entradas pretendo reflexionar sobre el fenómeno Vox al calor de los eventos de este año y como los he vivido.

El fenómeno Vox es una de esa reflexiones permanentes que saldrá en el futuro. Estoy convencido de que ese fenómeno, reflejado de forma magistral por Jorge Buxade y Santiago Abascal en la noche electoral del 10 de noviembre, tiene mucho trayecto. Será largo y entretenido el tema.

Junto a ese fenómeno debería reflexionar en voz alta sobre el desastre organizativo que es el propio Vox. El 23 F de este año se celebró Asamblea General de Vox donde se cambiaron los estatutos y se inicio la presencia de lo que aquel día llamamos "los hombres de negro" y que con el tiempo se ha convertido en el núcleo central de la actual vicesecretaria de organización. La excusa de su aparición, junto al cambio de estatutos, era controlar la llegada de arribistas, cosa que parecen no haber conseguido visto lo ocurrido con algunos electos. Otro tema sobre el que hablar con mas detalles.

Seguiré comentando, ahora desde mi refugio en el desierto, lejos del bosque y la montaña, todas estas cosas, con tranquilidad, sin muchos resentimiento, pero no dejando de ser claro y sincero. Mucho mas ahora que parece ya claro que las posibilidades de "hacer carrera" en Vox me ha sido vetado por varias circunstancias sobre las que también debería comentar.

Espero poder seguir encontrados momentos para ir escribiendo sobre todo ello.