Existen iniciativas
de todo tipo y color que no están contaminadas por el ambiente
cultural “progresista” y de la “corrección política”, pero
no son apreciadas por los militantes patriotas por no identificarse
totalmente con los postulados de su fracción patriótica.
Mala comprensión de
la lucha cultural es esa. La lucha cultural, la lucha por unos nuevos
valores, mejor dicho por la formulación actual de unos valores
fuertes y permanentes, no es cuestión de siglas, es cuestión de
visión de ideas, de confrontación contra los valores de la
decadencia moderna y del mal llamado “marxismo cultural”.
Y los ejemplos son
muy variados, esta semana mismo me he encontrado con iniciativas como
un centro cultural en Madrid que hace cursos sobre arte, sobre
interpretación de historia del arte junto a otras actividades.
También he leído
interesantes artículos en un medio que podríamos llamar
“errejonista”, que hoy por hoy es lo mas cercano a un
“melenchonismo” o un “chevenonismo” en España. A la espera
de que un Vestringe se atreva a dejar su alineación sistemática con
Pablo Iglesias.
Hay muchas
iniciativas. Y también autores. Que en algunos casos los militantes
no asumen como pertenecientes a un movimiento patriótico amplio. Hay
artículos todas las semanas que pueden ser reproducidos y difundidos
todas las semanas. Pero en algunos casos se mira con lupa quien es el
autor, en vez de aprovechar lo que dice.
Decía en febrero
que los movimientos sociales no son la construcción militante de
unos pocos, sino que son los movimientos que salen de la sociedad
donde los militantes tienen que moverse como peces en el agua. No es
un movimiento social una iniciativa social de unos militantes en una
provincia. Un movimiento social son, por ejemplo, las manifestaciones contra los
impuestos abusivos por las sucesiones. Y en esos movimientos los
militantes patriotas han de buscar los elementos radicalizados para
convertirlos en militantes patrióticos. Y así con cualquier otro
ejemplo que se nos ocurra. Sea un día un movimiento anti-abortista y
por la vida. Otro las habituales movilizaciones en Barcelona
alrededor de los legionarios. Y mas adelante un debate sobre
cuestiones de genero, custodia compartida, o eliminación de las
clausulas anti-masculinas en la legislación de divorcio o violencia
familiar.
Es necesario no
confundir pues “movimiento social” e “iniciativas sociales”.
La necesaria
emergencia de un “marinismo” en España pasa necesariamente por
comprender que no solo es necesaria una “autonomía histórica”
del sujeto político, es decir de la estructura partidaria, que es
superior e independiente de los participantes en ella y de sus
convicciones personales y particulares, sino que es necesaria una
“nueva militancia” que busque dirigirse a los sectores sociales
que el progreso deja a un lado: jóvenes, parados de larga duración,
autónomos desfenestrados por el sistema, divorciados explotados,
madres sin apoyos, rurales sin servicios básicos, autóctonos
relegados en las ayudas sociales, empleados amenazados por la
robotización, obreros que ven peligrar sus puestos por la
deslocalización o por la precarización laboral por la irrupción de
mano de obra barata inmigrante,….
Y esta “nueva
militancia” ha de incluir necesariamente nueva formas de expresión
partidaria que sean inclusivas para todos esos sectores, que pueden
compartir un nuevo programa político de soberanía y justicia social
sin tener que compartir los aspectos mas rancios de los orígenes
políticos de la vieja militancia.
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